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procesos judiciales

Durante casi 20 años, de febrero de 1995 a diciembre de 2014 fui objeto de una intensa persecución política.

 

Unas semanas después de terminada la administración de mi hermano el presidente Carlos Salinas de Gortari, el 19 de diciembre de 1994 el gobierno del nuevo presidente entonces, Ernesto Zedillo, tomó una serie de decisiones conocidas como "el error de diciembre" que desataron una abrupta devaluación del peso mexicano frente al dólar de los Estados Unidos.

 

Al iniciar enero de 1995 adicionalmente a la devaluación el gobierno tomó otras medidas como subir tremendamente las tasas de interés de tal suerte que de la noche a la mañana todo mexicano que tuviera una deuda en dólares o en pesos, vio su deuda aumentada brutalmente y por lo tanto su patrimonio en riesgo o perdido. La fuga de capitales no se hizo esperar y la crisis económica desatada se transformó rápido en una crisis política de grandes dimensiones.

 

Además de la importancia que tiene el cuidado de las variables económicas, en la valoración del peso frente al dólar, también cuentan mucho otras variables.

 

La gobernabilidad y en particular la percepción que tengan los actores de los mercados nacionales y extranjeros sobre la seguridad de poder vivir, invertir y trabajar en paz bajo el amparo de la ley, es fundamental.

 

Durante el primer trimestre del año de 1994, México sufrió un embate mayúsculo, primero con el levantamiento Zapatista y sobre todo con el asesinato del carismático candidato del PRI a la presidencia, Luis Donaldo Colosio. Al que se sumaría en la misma lógica desestabilizadora el artero atentado que cobraría la vida del brillante José Francisco Ruiz Massieu.

 

Estos brutales actos perturbaron la paz social y golpearon la percepción de gobernabilidad al grado que inquietaron los mercados.

 

La respuesta del gobierno encabezado por el presidente Salinas, fue construida con una visión de fondo y de largo calado.

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El gobierno de Carlos Salinas promovió y consiguió una importante reforma legal para darle autonomía al Banco de México en abril de 1994.

 

El mensaje a los mercados fue estructural: el manejo de la estabilidad cambiaria debía pasar a un órgano técnico, independiente de las tentaciones políticas de corto plazo.

 

Al frente del Banco de México con sus nuevas facultades que por ley garantizaban su autonomía, quedó un hombre de probada experiencia y capacidad técnicas.

 

Miguel Mancera Aguayo, fue el primer gobernador del autónomo Banco de México.

 

La autonomía institucional y un gobernador responsable, permitieron tranquilizar los mercados, transitar las elecciones y la entrega del poder político al nuevo gobierno en paz.

 

Desgraciadamente el nuevo gobierno tentado por estrenarse en la política, particularmente en la materia económica que creía conocer, pasó por encima de este camino trazado institucionalmente, y por sobre la serena personalidad del experimentado Miguel Mancera.

 

Del gobernador experimentado y de la autonomía del Banco de México, poco o nada se volvió a hablar a partir de la toma del poder del nuevo presidente Ernesto Zedillo.

 

 

Para mí el problema en el fondo, fue la consecuencia de haber violado la ley, puesto que para esas fechas había ya una profunda modificación en las leyes al más alto nivel (abril de 1994),  que daban autonomía al Banco de México, precisamente para evitar que por temas políticos los grupos económicos en el poder le metieran mano a las variables fundamentales de la economía, como es el tipo de cambio de nuestra moneda.

 

Pero no fue así, en diciembre de 1994 el nuevo gobierno que presumía de tener grandes economistas en la presidencia de la república y en la Secretaría de Hacienda, se metió de lleno a manipular el tipo de cambio, por encima del manejo estrictamente técnico del Banco de México.

 

El resultado ya lo sabemos: tuvimos una crisis devaluatoria brutal en la que se pisoteó la autonomía del Banco de México y quien tuvo que pagar fue al final de cuentas los mexicanos por muchos años.

 

Esto resulta más evidente hoy cuando vemos que el manejo técnico del Banco de México puede transitar con mucha mayor serenidad y sobre todo institucionalidad los cambios del mundo financiero.

Este es el tema fundamental de este texto: El terrible costo para la sociedad que produce que las autoridades al más alto nivel violen la ley.

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